FLOW

"El universo no es hostil, pero tampoco es amigable: sencillamente es indiferente."

- J.H. Holmes

Seguramente habrás sentido, al menos una vez en la vida, que disfrutas tanto lo que estás haciendo, estás tan concentrado inconscientemente, que el tiempo no existe, no hay preocupaciones y simplemente sientes satisfacción, y que eres uno con la tarea que realizas. Te sientes realizado y, por un momento, te acercas a ese estado que todos queremos llegar: FELICIDAD.

Mihaly Csikszentmihalyi escribió un libro para explicar, precisamente, ese estado, y que denominó: FLOW. Es un libro el que Csikszentmihalyi hace un repaso de lo que significa la felicidad, pero deja muy en claro la idea de que, para él, un libro no puede darte la receta de "cómo ser feliz", pues es una "experiencia individual".

Nos dice que la felicidad, o tener una vida llena de alegría, es una creación individual, que no puede copiarse de una receta (siguiendo el ejemplo anterior). Puesto la felicidad no es algo que sucede, no es el resultado de la buena suerte o del azar, no es algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos, por eso se habla de una "experiencia": una condición vital para cada persona.


¿Qué es el "flow"?

"Pregúntese a sí mismo si es feliz, y dejará de serlo."

- J. S. Mili

Csikszentmihalyi explica que, aunque suene contraproducente, el "flow" tiene que ver con una experiencia óptima de las actividades que realizamos, pero que no sabemos cómo disfrutar de la experiencia porque creemos que la felicidad está al finalizar la tarea, al obtener los resultados. Y no, al contrario, la felicidad se puede encontrar disfrutando cada detalle de nuestras vidas, sea bueno o malo, y no intentando buscarla directamente. 

Como dijo Viktor Frankl en su libro "El hombre en busca del sentido": "No aspiren al éxito: cuanto más aspiren a él y más lo conviertan en su objetivo, con mayor probabilidad lo perderán. Puesto que el éxito, como la felicidad, no puede conseguirse, debe seguirse; como si fuese el efecto secundario no intencionado de la dedicación personal a algo mayor que uno mismo."

El punto clave que resalta Csikszentmihalyi es la percepción sobre nuestras vidas, pues es lo que conforma nuestra experiencia, y cada una provoca un impacto que hace que nos sintamos bien o mal. Pero el problema es que muchas de estas fuerzas están fuera de nuestro control (no podemos decidir cuán altos queremos ser, cuán guapos; no podemos elegir a nuestros padres; no podemos decidir cuándo va a haber una guerra o una depresión económica), son innumerables condiciones que determinan lo que vemos, cómo nos sentimos y lo que hacemos. 


Entonces, ¿qué es la experiencia interna (óptima)?

Csikszentmihalyi define la experiencia óptima como aquellos momentos en los que, en lugar que ser abofeteados por fuerzas externas, hemos sentido que teníamos el control. Explica que, a pesar de que es extraño cuando sucede, sentimos un profundo sentimiento de alegría que habíamos deseado durante largo tiempo, y que se convierte en un hito en el recuerdo de cómo debería ser la vida.

Momentos como esos, los mejores momentos de nuestra vida, no son pasivos, receptivos o relajados, sino que suelen suceder cuando el cuerpo o la mente de una persona han llegado hasta su límite en un esfuerzo voluntario para conseguir algo difícil y que valiera la pena, por tanto: una experiencia óptima es algo que hacemos que suceda. 

Y tampoco deben ser necesariamente agradables en el momento que ocurren; por ejemplo: un nadador puede intentar batir su propio récord, pero, en el momento, los músculos del nadador pueden haberle dolido durante su carrera memorable, sus pulmones puede que hayan estado a punto de explotar, y tal vez haya sufrido un poco de mareo y fatiga; sin embargo, eso no le quita la satisfacción de haberlo logrado. Eso lo convierte en uno de los mejores momentos de la vida. 


La mentira del resultado y la felicidad

Csikszentmihalyi ha investigado el fenómeno de los libros "Cómo ser...", y concluyó que, aunque la persona lograra hacerlo, al finalizar, normalmente se halla otra vez en la casilla inicial, con una nueva lista de deseos y tan insatisfecha como antes. Por lo tanto, lo que realmente genera satisfacción en las personas no es adelgazar o ser rico, por ejemplo, sino: sentirse bien con su vida.

En la búsqueda de la felicidad las soluciones parciales no funcionan, es decir, una de las razones principales por la cual es tan difícil conseguir la felicidad se centra en el hecho de que: el universo no ha sido creado para satisfacer nuestras necesidades. La frustración está profundamente unida a la vida; cuando alguna de nuestras necesidades son temporalmente cubiertas, inmediatamente empezamos a desear más. Es como un círculo del cual no podemos escapar.

La trampa es cuando las personas intentan conseguir la felicidad por su cuenta, ya que normalmente buscan maximizar los placeres que son atractivos para la sociedad en la que viven, y convierten a la riqueza, el poder y el sexo en sus objetivos principales, aquello que da dirección a sus esfuerzos. Pero la calidad de vida no puede mejorarse de ese modo.


Tener el control en la vida nunca es fácil, y a veces puede ser hasta doloroso, pero a largo plazo las experiencias óptimas nos acercan a lo que queremos decir normalmente con felicidad. Debemos aprender a controlar nuestra experiencia interna, así podemos ser capaces de determinar la calidad de nuestra vida, puesto que no se puede alcanzar la felicidad mediante la búsqueda consciente de ella.

Y tampoco se puede alcanzarlo siguiendo lo colectivo, utilizando todo tipo de innovación esperando que nos resuelva la vida. Por ejemplo, comprar un celular, la experiencia interna no será igual si fue la primera vez que compraste un celular por tu cuenta (será satisfactorio), a que si lo compraste nada más porque quieres "tener uno mejor" (no te hará sentir mejor).


De un lunático a otro.
- A. Gómez.





Fuente:
  • Flow: The Psychology of Optimal Experience, Mihály Csíkszentmihályi. 1990.

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